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viernes, 8 de junio de 2012

Plin plin plin plin plin


Así comienza la canción de la Ardilla Pilla, la mascota de la clase de mi niño. Y es que hace poco ha sido su cumpleaños y como buen príncipe de esta casa ha tenido sus tres días de fiesta para celebrarlo.

Tenía preparadas para hacer dos tartas fondant, pero una cosa es lo que tienes pensado y otra lo que al final ocurre...

Me había organizado fenomenal y como el viernes tenía que llevar una tarta a su guardería, el miércoles me había planteado preparar el bizcocho y dejarlo relleno y con su forma.

Y como no puedo hacer las cosas poquito a poco, le dije: "hijo, ¿quieres que mamá te haga una tarta de la Ardilla Pilla?" y claro, me tomó la palabra.

Bueno, el principio no fue tan malo, cogí dos bizcochos rectangulares y con un rotulador de pintura comestible hice la silueta (claaaaaaro, no se me iba a ocurrir hacer una tarta redonda y poner el dibujo de Pilla encima, tenía que que hacer una Ardilla Pilla en todo su esplendor :-S)




Después la recorté y quedó bastante aparente.


 El problema surgió el jueves, había dejado todo el día para preparar la cobertura, pero empezaron a surgir cosas que hacer desde primera hora de la mañana. A mediodía hice un hueco para hacer el fondant y teñirlo, lo hice de nubes, y me costó dios y ayuda estirarlo... y menos mal que había comprado colorante marrón, que como se me hubiese ocurrido hacerlo...

Así que cogí el fondant y lo puse encima del bizcocho ¡¡¡nooooooooooooooo!!! No había puesto nada para que el fondant se pegase, así que traté de quitarlo pero ya se había llenado de migas... 

RECORDATORIO: para la próxima vez me haré una listita con los pasos a seguir para que esto no vuelva a pasar:
1. Hacer el bizocho
2. Darle forma y abrirlo
3. Untarlo con almibar
4. Rellenarlo
5. Cubrirlo con el frosting (generalmente el mismo que el relleno) que hará que el fondant se pegue al bizcocho.
6. Cubrirlo con el fondant
7. Decorar el fondant.

Como podeis imaginar a estas alturas estaba más que desesperada pero además es que tenía un montón de cosas que hacer esa tarde, así que a última hora cogí a los dos niños y me fui a comprar el fondant hecho (menos mal que han abierto una tienda cerca de mi casa...).
Acosté a los pequeñajos y a eso de las diez me puse otra vez a preparar la cobertura. La verdad es que hay una gran diferencia en cuanto a manejabilidad entre el fondant de nubes y el comprado, mucho más sencillo de trabajar el que ya viene hecho, aunque tiene mucha menos consistencia.
Ahora si, cubrí la tarta con mermelada, y después le puse el fondant



 Y corriendo corriendo, traté que se pareciese lo más posible a la dichosa Ardilla. Tengo que reconocer que estuve a punto de tirar la toalla, pero al final hice algo más o menos "aceptable" (que no bonito), pero bueno al niño le gustó.



 Ya se sabe, como se suele decir "viviendo y aprendiendo", a ver que tal la siguiente...

Para el segundo día de celebraciones iba a hacer cupcakes, pero con tantísimo calor que hizo la buttercream se deshacía... tuve que improvisar (otra vez) y para el tercer día, ya derrengada, despues de hacer empanada y otros manjares decidí que la tarta se compraba....

Como dentro de nada tengo que hacer otra tarta... ya os contaré que tal me va.

Y aquí, el niño grande del cumpleaños, que ya tiene tres añazos





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